y su proverbial sandez

Débil

12:53 Posted by Martín Caño No comments
"Yo no soy de esos que condenan moralmente a las
personas que caen víctimas de sus flaquezas.
Tal juicio no es cosa que nos corresponda a los hombres"
Alfred Neubauer

No me digan que la frase no es una verdadera delicia. Está sacada del libro que escribió el propio Neubauer, antiguo jefe de equipo de Mercedes (cuando eran flechas de plata), llamado "Hombres, mujeres y motores", que les recomiendo leer, sin duda alguna de que mi recomendación terminará apasionándoles como me ha sucedido a mí. En su día me fue recomendado por mi compañero en Zeptem, Drew, al que le agradezco la sugerencia, pues aunque más o menos entiendo algo de F1, de los tiempos antiguos poco sabía. Leyendo este libro pondremos cara y sentimientos en esos nombres difusos que en mente tenemos, como el gran Achille Varzi, el rocoso Tazio Nuvolari, el genio Bernd Rosemeyer, y no sigo porque me dejaría a alguno en el tintero, por lo que prefiero solo citar a "cuatro gatos". Podemos ver al "gordo" Neubauer (como todos le llamaban cariñosamente) en la fotografía de la izquierda con uno de los más grandes pilotos de toda la historia, Rudolf Caracciola.

Pero volvamos a la frase. Achille Varzi estaba ante su probable fin como corredor de autos y como persona, víctima de la morfina, a la que era adicto. Todo el mundo, aficionados, conocidos y amigos emitían su juicio sobre la caída de Varzi y sobre su ser, débil. Todos criticaban a la persona por dejarse caer en semejante embrollo, que terminaría con la carrera deportiva del más grande y con su salud. Muy pocos fueron los que ayudaron al italiano, corredor de la alemana Auto-Union, actualmente Audi, y muchas menos las que se guardaban su opinión para sí y no emitían juicio alguno. Pocos como Neubauer.

El hombre cae presa de sus debilidades en mayor o menor medida, a todas las personas nos pasa, y sin embargo no vemos nuestra debilidad pero sí la del vecino, y salvo honrosas excepciones, catalogamos la debilidad ajena como peor, más rastrera, más terrible y más mezquina que la nuestra ¿quiénes nos creemos para enjuiciar la miseria humana de las demás personas?

Y dirán ustedes que nadie menos indicado que yo mismo para efectuar tales juicios, pues con mi historial de "criticadas" no soy el más idóneo para pedir que hagamos común la máxima del "gordo" Neubauer. Cierto, considero que no soy nadie para condenar moralmente a las personas que caen víctimas de sus flaquezas, pero también me considero una persona del montón, con mis propias flaquezas, que por supuesto considero más leves que las del vecino, y débil para afrontar la frase de Neubauer como parte de mi filosofía. Y créanme que me gustaría. Débil.

¿Y no es una flaqueza la ambición desmedida? Opino que sí. El exceso de ambición de pilotos como Fernando Alonso lo considero una flaqueza, una flaqueza que hace descuidar la vida familiar, una flaqueza que le hace valorar más la consecución de un algo infantil, como es un logro deportivo, que la propia vida, una flaqueza que le hace pisotear inmisericorde a su amigo con el único objeto de ser más que él. ¿Y no es esto mismo lo que les pedimos a los gladiadores los asistentes al circo? Pero no, no carguen su escopeta los acérrimos, que no hablaré de Alonso, claudicado ante su ambición, hablaré de otro personaje que, entre la cantidad de récords que le adornan, también posee el de ambición: Michael Schumacher.

La vuelta de Michael Schumacher ha creado controversia y llenado miles de páginas en todos los medios de "comunicancia" (como diría Miliki). Aficionados pro Michael Schumacher y contrarios a él se han enfrentado en miles de ruedos en una batalla que todavía no tiene final. Yo, persona a la que gusta de analizar las cosas que ve y que no se quiere dejar engañar por los vendedores del Linimento Sloan, afronté en anteriores entradas de esta web las causas del regreso del Kaiser, y cada día que pasa las veo más claras, resumiéndolas en dos: el tipo tiene una afición inquebrantable y no puede vivir sin la velocidad, y por pura ambición desmedida, recalcitrante, nefasta y loable a la vez; quiere ser el más grande de la historia.

En un mundo "efeunero", monotemáticamente "alonsizado", saber del regreso de Schumacher me fascinó, me dio energía, me hizo saborear a posteriori muchos de sus logros, que otrora no supe o no pude degustar. Pero según pasan las carreras, y contemplando el pobre desempeño en pista del piloto alemán, uno se pregunta ¿es esto todo lo que tiene que ofrecer? ¿y no será verdad que está demasiado viejo para la F1? ¿no habrá cambiado demasiado la normativa técnica, provocando la inadaptación a los nuevos coches? Todas y ninguna son las respuestas válidas para este redactor, porque cualquier respuesta se basará en hipótesis, y hacer hipótesis sobre el pasado no creo que lleve a sitio alguno. La pregunta es ¿hacia donde va Schumacher?

Como desconfiado por naturaleza, pongo en tela de juicio lo que dicen unos y otros, sobre todo lo que dice el propio Schumacher. Tratando de analizar fríamente la situación, vemos que el Mercedes es un coche que no llega al nivel de los Ferrari, Red Bull o McLaren, pues su mejor piloto, Nico Rosberg, aunque está teniendo aceptables resultados, no llega al nivel de los mejores ¿y no puede ser que el chiquillo no sea tan bueno como para estar con los mejores? ¿no estaría Alonso con los primeros si condujese un Mercedes? Buena pregunta.

Schumacher se queja de problemas de adaptación al monoplaza, al que acusa de tener el vicio del subviraje. También manifiesta que todo va según lo planeado en su regreso, y que volverá a luchar por quién sabe qué. Los entendidos dicen que el Mercedes no se adapta a su estilo de conducción. Todo paños calientes para ocultar el pobre desempeño del alemán en la pista.


Pero en Mercedes no permanecen ociosos. Salta a escena ahora el maquiavélico (pobre Nicolás) Ross Brawn, que se ha propuesto vencer las dificultades que está teniendo con sus dos pilotos, es decir, con Michael, y ha señalado un punto de salida para el nuevo Mercedes, el Gran Premio de España, donde montarán un gran paquete de mejoras y aumentarán la distancia entre ejes del monoplaza alemán. El Team Principal de Mercedes GP ha dejado claro que los problemas del coche no son por la longitud en sí, sino que aumentarán esta distancia entre ejes para corregir un fallo estructural del monoplaza, el reparto de pesos. Es decir, van a presentar un coche casi nuevo, para sacar adelante, para alimentar la ambición desmedida del Kaiser. Si el compañero de Nico Rosberg fuese alguien como Nick Heidfeld, probablemente ya se hubiesen tomado en Mercedes este año como sabático, esperando, confiando y trabajando en el coche de 2011, un coche campeón. Pero el compañero de Rosberg es un tipo con hambre, al que no le sirve hacer lo que está haciendo ahora, quiere ganar, al precio que sea, obligar a su equipo a que trabaje, y no olvidemos que este hombre es adicto al trabajo y un enfermizo perfeccionista puntilloso. Debilidad personal escondida detrás de un velo de profesionalismo y liderazgo innatos.

La  ilógica imperante en el mundo en que vivimos, y en la F1 en particular, es que en Mercedes sacrifiquen a Rosberg, que se siente relativamente cómodo con este coche, y le fabriquen el monoplaza a medida de Michael Schumacher, que se siente aplastado por las circunstancias y ve de cerca, demasiado cerca la meta que persigue, sin poder asirla. Y eso es lo que están haciendo. Schumacher tiene problemas con el coche y están cambiando el coche. ¿Y qué pasará en Barcelona? Quizá veamos un salto cualitativo de la escudería de la estrella, quizá veamos a Michael acercarse de manera ya amenazante a su segundo piloto, quizá le veamos incluso sobrepasarle. Mucho "quizá" y como siempre, hipótesis. Lo que seguro veremos será a un piloto con más ganas de las mostradas hasta el momento, un piloto al que le han diseñado un nuevo coche a su antojo, un piloto agresivo por fin, y un piloto al que a poco que el coche le responda, luchará en la pista, porque tiene una ambición que solo tienen los campeones, una ambición que es un defecto.

Algunos ex-compañeros del piloto alemán nunca han estado de acuerdo con la vuelta de uno de los más grandes, con permiso de los Caracciola, Fangio, Senna, Varzi, Nuvolari..., y han criticado su ambición desmedida, su debilidad al fin, escondiéndola en sus críticas camufladas sobre su avanzada edad. En muchos de ellos se vislumbra cierta envidia por no haber tenido una carrera tan gloriosa como la del Kaiser, y sobre todo, por haber carecido de una oportunidad de volver a las pistas con un vehículo competitivo. Ellos son también débiles y su propio defecto ha guiado sus triunfantes vidas, vidas llenas de ruido, aceite, algún amigo sincero... y nada más.

Por otro lado, y cuando parece que el piloto alemán ya no puede caer más bajo en una carrera, justo después de China 2010, algunos ex-pilotos muestran su apoyo al monstruo alemán: Martin Brundle y Jacques Laffite afirman que Michael Schumacher volverá a saborear las mieles del triunfo en un no muy largo periodo de tiempo. Uno de estos pilotos, Mika Hakkinen, también se ha manifestado a favor de Schumacher y creo que sus palabras merecen especial atención, por ser el principal rival en la pista de Michael. El finlandés conoce perfectamente la psique de Schumacher y dice no tener duda de que su antiguo rival volverá a ganar carreras incluso este año, y la razón que da Mika es que el piloto alemán se lo ha propuesto. A mí me parece una razón de un peso extraordinario, pues confluyen en Michael la ya citada adicción al trabajo y la determinación personal de los genios, rayando la testarudez.

Decía el gran Juan Manuel Fangio "Hay que ser amigo de los mecánicos. Son quienes hacen que un auto sea lo que es, y lo acompañan a uno en la carrera". En las últimas décadas de F1, solo he visto a un piloto integrarse perfectamente en el seno de su equipo, llegando a considerar al personal técnico como su propia familia, ese piloto es Michael Schumacher. Puede ser que se esforzase en aparecer ante sus mecánicos e ingenieros como un amigo y no le moviese otra cosa que el más puro interés personal, dirigido a conseguir la integración completa y el perfecto binomio coche-piloto, tratando de ganarse a los que hacen que el monoplaza sea la máquina perfecta que se precisa para alimentar su debilidad, su monstruo.


Pilotos engrandecidos en la actualidad, tales como Lewis Hamilton, Michael Schumacher o Fernando Alonso, considerados y catalogados con admiración como "depredadores", no son más que unos hombres valerosos e insensatos que cayeron en la trampa que su principal defecto les tendió, la desmesurada ambición de la que fueron víctimas.

El egoísmo llevado a su máxima expresión.

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